¿Qué son las drusas maculares?
Las drusas maculares, qué son y cómo se forman
Las drusas maculares son un síntoma común de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) seca. Se trata de pequeñas acumulaciones de residuos celulares que aparecen en la retina. En concreto, suelen concentrarse en la mácula, que es la región de la retina que procesa los detalles1. Están formadas principalmente por proteínas y lípidos, como el colesterol. Los lípidos componen el 40% del volumen de las drusas, dándoles un aspecto fluido, por lo que a veces también se las llama “fuga de aceite en la membrana de Bruch”2.
Dentro de las proteínas que forman las drusas, se encuentran muchos componentes de las cascadas inflamatorias, y se ha visto que la inflamación contribuye al desarrollo de la enfermedad2. Otra proteína que llama la atención en las drusas es el ß-amiloide, porque también forma parte de las placas que cubren las neuronas en la enfermedad de Alzheimer3.
Tipos de drusas: grandes, pequeñas, blandas y duras
La clasificación de las drusas se puede hacer en función de su tamaño o su consistencia, de los que va a depender el nivel de riesgo que implican. En función del tamaño pueden ser:
- Pequeñas, de menos de 63 µm.
- Medianas, hasta 124 µm.
- Grandes, a partir de los 125 µm1,2.
Si las clasificamos por consistencia, pueden ser blandas o duras. Sin embargo, estas dos clasificaciones no están totalmente desconectadas, ya que las drusas duras suelen ser pequeñas y redondas u ovaladas, con borde definido y de color blanco amarillento. En cambio, las blandas suelen ser más fluidas, con bordes menos definidos, pudiendo fusionarse para formar otras más grandes1,2. Cuando estas drusas blandas se hacen más grandes, aumenta el riesgo de DMAE avanzada1.
Drusas maculares ¿síntoma o enfermedad?
Las drusas aparecen con la edad, y al principio suelen ser asintomáticas. Sin embargo, cuando su acumulación se vuelve patológica y aparece la DMAE, la vista se puede volver borrosa, perdiendo agudeza visual de manera progresiva. Otros síntomas de la DMAE son la metamorfopsia, cuando las líneas rectas se ondulan y se distorsionan, o los escotomas, que son puntos ciegos en la región central del campo de visión1.
¿Por qué aparecen las drusas?
Los mecanismos que llevan a la formación de las drusas no se conocen, pero sí que se asocian con procesos metabólicos propios de la edad4. De hecho, el 95% de las personas mayores de 43 años tienen drusas, por lo que se consideran parte normal del envejecimiento. Sin embargo, estas drusas pueden aumentar de tamaño y número, causando degeneración macular3.
Aunque las drusas parecen estar ligadas al envejecimiento, sí que existen factores de riesgo para que éstas progresen a DMAE seca, las primeras fases de la enfermedad. El principal factor de riesgo es la edad, pero también influyen la raza, el sexo y la herencia genética. También hay algunos hábitos que pueden contribuir al desarrollo de DMAE, como el tabaco, la dieta y la falta de ejercicio4,5.
¿Cómo se diagnostican las drusas maculares?
El diagnóstico de las drusas se realiza mediante diferentes técnicas de imagen. La técnica predominante durante años fue la fotografía de color del fondo de ojo, pero en ocasiones no se determinan bien los límites de las drusas. Posteriormente se empezó a combinar con la angiografía de fluoresceína, en la que se inyecta un compuesto fluorescente en sangre para poder apreciar las drusas6.
Otro método menos invasivo, que no requiere inyección, es la autofluorescencia de fondo de ojo, en la que se capta la fluorescencia que emite un componente de las drusas. Esta técnica permite detectar las drusas blandas, pero no se identifican correctamente en la zona central del ojo. Por eso, en los últimos años ha aparecido la tomografía de coherencia óptica (TOC), que permite obtener imágenes en 3D de las drusas y su situación en la retina6.
Detección de drusas y prevención de la DMAE
Las drusas maculares son una de las características principales de la DMAE, pudiendo aparecer incluso cuando el paciente aún no presenta síntomas. Por eso, su identificación y seguimiento pueden ayudar a detectar la enfermedad en sus fases iniciales y así comenzar la terapia lo antes posible. Además, el número y tamaño de las drusas puede aportar información sobre la probabilidad de progresar a fases más avanzadas de la enfermedad1.
Cuando sólo se presentan pequeñas drusas, o algunas medianas, el riesgo de progresar a DMAE húmeda es menor. Sin embargo, cuando el número de drusas medianas aumenta o aparece alguna de mayor tamaño, el riesgo aumenta considerablemente. Por eso, hacer un seguimiento periódico de la evolución de las drusas es indispensable para adecuar el tratamiento a la situación de la DMAE1.
Tratamiento
Como ya hemos comentado, las drusas pueden ser parte del envejecimiento normal, y no se suelen tratar. Cuando se vuelven perjudiciales, dando lugar a la degeneración macular, comienza el tratamiento. Sin embargo, para las fases tempranas de la enfermedad, conocidas como DMAE seca, no existe actualmente tratamiento. Por eso, en estas fases se trata de prevenir el avance de la degeneración mediante la adquisición de hábitos saludables, como el ejercicio, una dieta sana y dejar de fumar. Además, existen complementos alimenticios con antioxidantes y otras moléculas que podrían ayudar a frenar la progresión de la DMAE8.
Algunos estudios han intentado destruir las drusas con láser para frenar la degeneración macular. Sin embargo, aunque las drusas se reabsorbieron o se disolvieron, no hay evidencias de que su eliminación frene el avance de la enfermedad9.
- Más información en Roche.es sobre drusas maculares
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