Factores de riesgo y prevención del Alzhéimer
Aunque aún no se sabe con certeza cuáles son las causas de la enfermedad de Alzhéimer, se han identificado diferentes factores de riesgo asociados a su aparición.1,2
Los factores de riesgo relacionados con la enfermedad de Alzhéimer se dividen en:
Factores de riesgo no modificables, sobre los que no se puede incidir;
Factores de riesgo modificables, sobre los que se puede y debe incidir para prevenir o retrasar de alguna manera la sintomatología propia de la enfermedad.3
Factores de riesgo no modificables
- Edad: el mayor factor de riesgo para el Alzhéimer es la edad avanzada. La mayoría de las personas con la enfermedad tienen 65 años o más. Se estima una prevalencia de un 7% en este grupo de población, y próxima al 50% en mayores de 85 años. Aunque la edad es el principal factor de riesgo, no es una consecuencia inevitable de envejecer.1,4,5
- Antecedentes familiares: no se considera una enfermedad hereditaria, aunque la probabilidad de padecerla es algo mayor de lo normal si un progenitor o hermano/a se encuentran afectados.1,4,5
- Sexo: se ha observado un mayor riesgo en mujeres, sobre todo en mayores de 85 años.5
- Factor genético: desde el punto de vista genético, se han identificado algunos genes asociados con el Alzhéimer. Los genes denominados “de riesgo” aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad; mientras que los llamados “determinantes” serán causa segura de padecerla. El gen apolipoproteína E -e4 (APOE-e4) es el de gen riesgo más común asociado con la enfermedad de Alzhéimer; se estima que contribuye en aproximadamente un 25% de los casos.1,5
- Deterioro cognitivo leve (DCL): tener DCL, especialmente del tipo que implica problemas de memoria, aumenta el riesgo de padecer Alzhéimer y otras demencias. Sin embargo, el DCL no siempre avanza. En algunos casos, es reversible o se mantiene estable.1,5
- Lesión cerebral traumática: el riesgo de padecer Alzhéimer y otras demencias aumenta después de una lesión cerebral traumática de moderada a grave, como puede ser un golpe en la cabeza o lesiones craneales que cursen con amnesia o pérdida del conocimiento durante más de 30 minutos.1,4,5
Factores de riesgo modificables
- Salud cardiovascular: el cerebro obtiene el oxígeno y los nutrientes necesarios para funcionar adecuadamente de la sangre, y el corazón es el responsable de bombear la sangre al cerebro. Por tanto, aquellos factores o enfermedades cardiovasculares como por ejemplo la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia (colesterol elevado), el tabaquismo o la obesidad también pueden estar relacionados con un mayor riesgo de sufrir la enfermedad de Alzhéimer y otras demencias. 1,4,5
- Estilo de vida: el sedentarismo o una dieta poco saludable repercutirán en la salud cardiovascular y a su vez en la salud cerebral. Por otro lado, también impacta en el cerebro el aislamiento social y la inactividad cognitiva (mental). 3,5
- Hipoacusia (sordera): la pérdida auditiva puede contribuir a reducir la interacción social y conducir al aislamiento social, ambos factores de riesgo para el deterioro cognitivo y la demencia. Por otro lado, el mayor esfuerzo mental para concentrarse para poder oír que tienen que hacer las personas con sordera, podría tener consecuencias adversas sobre nuestra estructura cerebral a largo plazo. 6
Se estima que la reducción de al menos un 25% en los factores de riesgo modificables podría ayudar a prevenir entre 1- 3 millones de casos de Alzheimer en el mundo.
Sin embargo, un estudio señala que menos de un 50% de la población española tiene conocimiento sobre los mismos.7
Prevención del Alzhéimer
La investigación científica apunta cada vez más a una actuación activa contra los factores de riesgo modificables. Un cambio en los hábitos de vida perjudiciales por otros más saludables puede incidir sobre la salud cardiovascular y cerebral.8-10 Así, se debe incidir en:
- Evitar el tabaco y alcohol. 7,8
- Evitar situaciones estresantes.
- Aumento de las horas de descanso y sueño.
- Control de la hipertensión, colesterol, obesidad y prevención de la diabetes. 7-9
- Inclusión de actividad física moderada en la vida cotidiana: hacer ejercicio de manera regular a cualquier edad, adaptado a las características de cada persona, aumenta la calidad de vida de las personas. 9,10
- Hábitos dietéticos saludables: dietas variadas y equilibradas como la mediterránea, que aseguren el aporte adecuado de nutrientes con gran cantidad de verduras, frutas y proteína magra, especialmente fuentes proteicas que contengan ácidos grasos omega 3, inciden directamente sobre la salud cardiovascular, prevención de obesidad y diabetes. 8-10
- Actuación contra la hipoacusia (sordera): se puede actuar con cierta facilidad contra la sordera asociada al envejecimiento mediante el uso de audífonos, cuyo uso no comporta ningún efecto secundario. En muchas ocasiones, tras poner remedio a la hipoacusia se observa una clara mejoría en el rendimiento cognitivo cotidiano y en la memoria. 6
- Mantener una mente activa: entrenar las habilidades mentales (como la memoria) y mantener una actividad cerebral a través del aprendizaje permanente contribuyen a que el cerebro pueda resistir mejor a la patología. Los nuevos aprendizajes fomentan nuevas conexiones neuronales. Participar en talleres, cursos, leer, resolver crucigramas son algunos ejemplos de actividades que se pueden realizar en el día a día. Es clave implicarse en actividades que supongan novedad (como tocar un instrumento) o un cierto reto (como aprender un idioma) y no limitarse simplemente a repetir lo que ya se sabe hacer.8,9
- Mantenerse socialmente activo: las relaciones sociales son una excelente fuente de estimulación cognitiva ya que ayudan a mantener las conexiones neuronales activas y es una buena manera de disminuir el riesgo de padecer muchas enfermedades mentales. Relacionarse y estar en contacto con el entorno familiar y el círculo de amigos, así como conocer gente nueva, es beneficioso para el cerebro.9 Es fundamental evitar el aislamiento y sus consecuentes implicaciones en la salud mental. 6
Los expertos estiman que, controlando los factores de riesgo modificables, se podrían evitar 1 de cada 3 caso de enfermedad de Alzheimer7
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