Consejos prácticos para vivir con el linfoma
El profesional sanitario, un buen consejero
Cuando se diagnostica un linfoma, la primera reacción suele ser de desánimo. El desconocimiento de lo que nos ocurre y el miedo a lo que puede implicar son factores que no ayudan de una manera positiva ante la enfermedad.
El conocimiento de lo que realmente nos pasa, de los tratamientos disponibles y la certeza de que existen opciones de curación puede proporcionar una visión más optimista.
Es preferible recibir la información en compañía
Es importante asistir a las consultas con un familiar o amigo, que será de gran ayuda para tener más información y recordar los consejos del médico y sus explicaciones. Es muy útil tomar notas y pedirle al médico que nos informe sobre los puntos más importantes, para entender mejor lo que nos está diciendo.
La familia y los amigos, un apoyo fundamental
Vale la pena explicar en todo momento cómo se encuentra uno, qué nos van a hacer y para qué. Es muy importante comentar con la familia y los amigos en qué nos pueden ayudar para aliviarnos un poco de las cargas del trabajo doméstico, y cómo nos pueden apoyar y hacer compañía durante el tiempo libre.
Trabajar y descansar: un buen plan de trabajo
Se puede continuar trabajando, si el estado general y el psicológico lo permiten, pero es importante adoptar un horario que permita momentos de descanso.
Mantener la enfermedad bajo control
Hay que seguir estrictamente los controles médicos, aunque no se esté bajo tratamiento o la enfermedad no se manifieste. Es la mejor garantía de que no habrá sorpresas y de que el proceso se mantiene bajo control.
Protegerse del sol
Si se practica deporte, o se pasea por la montaña o el mar, hay que tener cuidado con el sol, especialmente entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde. Los tratamientos contra los linfomas pueden ser fotosensibilizantes y producir respuestas alérgicas al sol. El uso de cremas de fotoprotección solar con índices a partir de 15 es suficiente para evitarlas. También es muy útil cubrir el cuerpo con ropa y la cabeza con gorra y pañuelos.
La maternidad es posible
Si la paciente opta por la maternidad, habrá que informar al médico y planificarla conjuntamente.
Un buen consejo: hablar con el especialista
Los grupos de autoayuda son muy útiles en este sentido, porque el hecho de compartir experiencias similares refuerza la moral y resuelve las dudas o cuestiones prácticas que sólo conocen aquellas personas que han pasado por la misma situación.
Conocer en todo momento nuestro estado de salud y el tratamiento que debemos recibir nos ayuda, de manera natural, a aceptar la enfermedad y a realizar todos los esfuerzos para superarla, con empeño y decisión; factores muy importantes para una evolución favorable.
Todo ello nos permite normalizar esta nueva situación e incorporarla a nuestra vida cotidiana.
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