Ante un diagnóstico de cáncer colorrectal metastásico surgen muchas dudas que intentaremos resolvértelas a continuación.
Que algunas células tumorales se han expandido a otros órganos y hacen que el tumor también se establezca allí. Esta extensión del tumor puede conocerse cuando se diagnostica el cáncer colorrectal.
No, exactamente. Cuando las metástasis están localizadas se pueden eliminar con cirugía y quimioterapia. El abordaje multidisciplinar, donde participan varios especialistas además de oncólogos, hace que se planifique mejor el tratamiento a seguir.
No se sabe si operando el tumor primario se aumenta la supervivencia cuando la detección se ha hecho cuando el tumor es metastásico. Si hay complicaciones, se aconseja quitar el tumor primario antes de empezar la quimioterapia.
En ciclos de dos o tres semanas de quimioterapia con anticuerpos monoclonales.
No. Los avances producidos en los últimos años permiten conocer cómo se comporta el tumor en una persona teniendo en cuenta sus características. Conocer los genes que están mutados ayuda a prescribir el tratamiento adecuado a las características individuales de cada paciente.
Son fármacos que interfieren en la formación del ADN de las células tumorales. Hay un problema que además de destruir las células tumorales también se ven afectadas las sanas, lo que hace que puedan aparecer efectos adversos, como náuseas, úlceras en la boca, anemia, caída de pelo…
Depende de cada persona y el tiempo que se tenga que someter al tratamiento. Si es largo, sí que es recomendable, pero será el médico quien decida en cada caso.
Son moléculas más específicas que bloquean procesos que están muy activados en la célula tumoral y que sin embargo, lo están en mucha menor medida en las células normales. De ahí que tengan la ventaja de ser más selectivos a la hora de dañar fundamentalmente las células tumorales aunque todos ellos presentan también efectos secundarios derivados de su forma de acción. Normalmente se emplean junto con quimioterapia.
No. Los fármacos que actúan inhibiendo el receptor EGFR de las células tumorales solo se deben utilizar en pacientes con tumores que no tengan una mutación en el gen RAS. Esta determinación debe hacerse siempre antes de iniciar un tratamiento de quimioterapia asociada a un anti-EGFR, ya que en los casos mutados los efectos son perjudiciales para el paciente. Por su parte, los antiangiogénicos, actúan impidiendo al tumor formar nuevos vasos sanguíneos a su alrededor para nutrirse con el oxígeno y los nutrientes que van en la sangre.
Con cirugía pueden durar unos seis meses después de la intervención y si no se puede operar, la quimioterapia suele ser más larga. No obstante, la duración del tratamiento depende de cada paciente.
Va a depender de muchos factores como la situación general basal y los efectos secundarios experimentados. En general, muchos de los pacientes son capaces de mantener su actividad laboral durante el tratamiento. Deben mantenerse activos físicamente y es bueno desde el punto de vista anímico que mantengan su actividad social y familiar.
La investigación en nuevos fármacos es constante. En este sentido, el oncólogo dará las pautas precisas, pero los pacientes que tienen buen estado general pueden optar a entrar en ensayos clínicos con nuevos fármacos. Si esto no es posible, los cuidados paliativos son de gran utilidad para controlar los síntomas.
Es un proceso oncológico donde células sanas de la glándula mamaria degeneran y se transforman en tumorales.
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