Ana, paciente de cáncer colorrectal
La vida es muy bonita, aunque tengamos nuestros tropezones.
Hace seis años, Ana se encontró por primera vez en la consulta de la doctora Salud, después de ser diagnosticada de un cáncer colorrectal con metástasis en el hígado. Las dos se han reunido hoy para hablarnos de su enfermedad y nuestra protagonista aprovecha para hacerle una confesión a la que ha sido su médica durante tanto tiempo: “Le voy a decir una cosa que no le he dicho antes, doctora. En la primera visita usted me dijo: ‘Ana, con esto puedes vivir unos años, cuatro, cinco, seis años, o puedes curarte’. Y yo me quedé con lo de que me podía curar”.
Para Ana el diagnóstico llegaba en un mal momento personal, pero decidió ser optimista. Contaba con el apoyo de su marido, que estuvo siempre a su lado, y de sus hijos (“tengo tres, estupendos, supongo que todas las madres decimos lo mismo”). De hecho, hoy nos acompaña también su hija Ana María, que recuerda con claridad el día en que su madre les contó que tenía cáncer. “Aunque el momento fue muy duro y la situación era complicada, mi madre siempre fue una persona superluchadora. Era un problema grave, pero lo afrontó muy bien desde el primer momento. Iba a luchar, íbamos a luchar todos, eso estaba clarísimo”.
Y así, “día a día, pasito a pasito”, Ana se enfrentó a la enfermedad rodeada de su familia. La doctora Salud nos cuenta las expectativas en torno al cáncer colorrectal, especialidad a la que se ha dedicado durante años: “cuando yo empecé, Ana no hubiera vivido más de ocho meses”. Por aquel entonces, no había ningún tratamiento con el que enfrentarse a las metástasis del hígado. Pero por suerte, la perspectiva ha cambiado mucho desde entonces.
El tratamiento de Ana comenzó con una operación de colon; después le siguió la quimioterapia y, por último, la operación del hígado, que hubiera sido imposible hace unos años. Una lucha en la que siempre tuvo la ayuda de la doctora Salud: “yo la veo a ella y se me quitan todos los males. Me da una paz, una fuerza…”. Tanta, que dijo que no cuando la doctora le ofreció cambiarle a otro oncólogo con una consulta menos saturada. No le importaba esperar horas con tal de que le viese su médica: “dentro de la enfermedad, te da una cierta tranquilidad saber que la persona que te va a atender lo hará bien”. Su hija Ana María todavía recuerda una anécdota relacionada con la doctora: “después que te operaran del colon e hicieras la quimio, para ver si se había reducido la metástasis del hígado, el día que ibas a ver los resultados me dijiste: ‘la doctora le ha dado besitos al papel, así’. […] En esos momentos para el enfermo es superimportante. Yo ni estaba y me acuerdo de decir ‘a mi madre esa persona la quiere un poquito’”.
La doctora Salud opina que las cosas son al revés de lo que se podría creer: “la gente se piensa que a los pacientes yo les doy, y no se da cuenta de que es que son ellos los que me dan a mí. Yo cuando veo en un TAC que hay una buena respuesta, sí que le doy un beso al papel. Trabajando, has podido ayudar a una persona a la que tienes muchísimo cariño. Llevas meses con ella, conoces a sus hijos, por eso te ilusionas. Yo lo que quisiera decir es que realmente son ellos los que me han ayudado a mí. […] Si algo me ha ayudado a tirar adelante en la vida mía, han sido ellos. Da, que recibirás mucho más de lo que tú das. Eso es para mí mi relación con los pacientes”.
Y así, después de superar con éxito la segunda operación, Ana pudo dar por ganada la batalla y seguir con su vida. “Salí y me olvidé, totalmente olvidado. Durante cuatro años yo me hacía las revisiones, todo iba bien y lo disfrutaba día a día, porque pensaba: ‘fíjate qué bien, un año y otro año…’. Y lo que decíamos, doctora, cosas que a veces no les das importancia, las ves de otra manera diferente, lo vives más”. En estos años, dos de sus hijos se han casado, ha tenido dos nietos y ha disfrutado a cada momento: “son unos años que he vivido muy intensamente”.
Aunque es difícil, que vivan cada día como todos deberíamos hacer, como si fuera nuestro último día, al máximo.
Recientemente, Ana ha recibido una mala noticia: la enfermedad había vuelto. Fue un momento muy duro, pero no tanto como el primer diagnóstico, y es que se acordaba aún de aquella primera consulta. “Pensé, bueno, han sido los años que dijo la doctora que podrían ser, pero son cuatro años y ahora a seguir luchando el tiempo que haga falta. Si hay que hacer quimio he de hacer quimio, si me he de operar me operaré y los años que viva los estoy disfrutando, con mis hijos, mis nietos…”. Lo tiene muy claro: “hay que luchar y seguir, porque la vida es muy bonita, aunque tengamos nuestros tropezones”.
Cuando le preguntamos cuál es su consejo para los enfermos de cáncer, la doctora Salud le da la razón a su paciente: “Aunque es difícil, que vivan cada día como todos deberíamos hacer, como si fuera nuestro último día, al máximo. […] Que disfruten los pequeños momentos, todos, porque la vida está hecha de pequeños momentos y mañana ya veremos”. Y cuando le preguntamos si hay algo más que quiera decir hoy con Ana, no lo duda ni un momento: “que nos demos un abrazo, que yo la quiero mucho”.
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