Lactancia en esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a mujeres entre los 20 y los 40 años y por tanto en edad fértil. Entre las mayores preocupaciones que las pacientes tienen durante el periodo de lactancia se encuentra el riesgo de brotes tras el parto y el riesgo que puede suponer la lactancia materna para el recién nacido por la exposición a los fármacos a través de la leche materna. 

 

En madres lactantes, el médico evaluará cuidadosamente el estado de la paciente y recomendará lo mejor para ella y el recién nacido. Puede optar por tratar con fármacos que hayan demostrado ser seguros para el lactante; optar, si la enfermedad está controlada, por la suspensión de la medicación, asumiendo el posible riesgo de brotes frente a los beneficios que la lactancia ofrece tanto a la madre como al recién nacido; o, en los casos en que no sea posible suspender el tratamiento y pautado, recomendar la lactancia artificial. 1,2 

 

Lactancia materna en mujeres con esclerosis múltiple

Aunque los datos son limitados, parece que sí existe cierto consenso acerca de que la lactancia materna no provoca una exacerbación de la esclerosis múltiple. Si bien no son determinantes y pueden estar sesgados por una positiva evolución y una situación de estabilidad de las participantes, algunos estudios han encontrado resultados favorables en mujeres que optaron por la lactancia materna presentando un menor riesgo de brotes, en comparación con aquellas que no lo hicieron o introdujeron suplementos de forma temprana. Esta situación de estabilidad de la enfermedad se asocia con la relación entre lactancia y una menor fluctuación hormonal que podría jugar un papel importante en la regulación de la respuesta inmune. Desafortunadamente, la lactancia materna no parece tener beneficios a largo plazo sobre la progresión de la enfermedad.1-4

 

De cualquier forma, aunque la lactancia materna  puede asociarse a ciertos beneficios, no garantiza protección absoluta frente a los brotes ni influye en la progresión a largo plazo de la enfermedad. Por esta razón, es esencial que cada caso sea valorado individualmente  por el médico quien podrá orientar sobre la mejor decisión según las circunstancias particulares de la madre y su estado de salud.

 

Beneficios para la madre y el bebé: aspectos positivos de la lactancia

La leche materna constituye una fuente única de nutrición para el recién nacido. Pero no solo aporta los nutrientes esenciales para el crecimiento del lactante, sino también supone la vía de transferencia de inmunidad procedente de la madre.

 

La mezcla de proteínas, lípidos y carbohidratos, son vitales para el desarrollo del bebé. Su composición varía a lo largo del tiempo. Así el calostro (primera sustancia tras el parto) es rico en proteínas, inmunoglobulinas y vitaminas. La leche de transición (tras los primeros días) presenta mayor contenido en grasa, colesterol, fosfolípidos y vitaminas hidrosolubles. La leche madura (tras las primeras semanas) aumenta el contenido de grasas e hidratos de carbono y menos proteínas e inmunoglobulinas, adaptándose a las necesidades de crecimiento y desarrollo del lactante.5,6

 

Los beneficios de la lactancia materna tanto para la madre como para el recién nacido están ampliamente demostrados y aceptados. 

En la madre, se presenta un menor riesgo de padecer cáncer de mama y ovario, diabetes de tipo 2 y síndrome metabólico, ansiedad y depresión. En el lactante, se relaciona la lactancia con un menor riesgo de infección, muerte súbita, enfermedad inflamatoria intestinal, asma, obesidad y diabetes mellitus de tipo 1 y 2, particularmente con la lactancia materna exclusiva y prolongada. 2

 

Además de los beneficios comentados, la lactancia materna fortalece el lazo afectivo entre madre e hijo. Un vínculo fundamental para el bienestar emocional de la madre y el adecuado neurodesarrollo del lactante, promoviendo una relación de confianza y seguridad. 2

 

Dificultades comunes: desafíos físicos y emocionales

Uno de los principales desafíos emocionales que enfrentan las madres con esclerosis múltiple durante esta etapa de la maternidad es el dilema entre la lactancia materna y el tratamiento.

 

Aunque algunos estudios sugieren beneficios potenciales de la lactancia en la protección contra los brotes de la enfermedad en el período posparto, no existe evidencia concluyente al respecto. Esto lleva a muchas mujeres a tomar la difícil decisión entre amamantar o retomar sus tratamientos modificadores de la enfermedad.

 

Si bien aún son pocos los fármacos aprobados para su uso durante la lactancia, la creciente experiencia clínica, los datos disponibles y las nuevas evidencias sobre su seguridad están ayudando a mejorar la toma de decisiones. Estos avances permiten que los médicos, en conjunto con los deseos de cada mujer, determinen la opción más adecuada para cada caso particular.1-4

1. Hellwig K, Rockhoff M, Herbstritt S et al.  Exclusive Breastfeeding and the Effect on Postpartum Multiple Sclerosis Relapses. JAMA Neurol. 2015;72(10):1132-1138. doi:10.1001/jamaneurol.2015.1806.

 

2. Sánchez-Velasco S, Midaglia L, Vidal-Jordana Á. Fármacos modificadores de la enfermedad en la esclerosis múltiple durante la lactancia: revisión de la evidencia actual. Rev Neurol. 2023;76(1):21-30.

 

3. Anderson PO. Breastfeeding in the Multiple Sclerosis Patient. Breastfeeding Medicine. 2019;14(6). doi: 10.1089/bfm.2019.0120.

 

4. Mendibe Bilbao M, Boyero Durán S, Bárcena Llona J, Rodriguez-Antigüedad A. Esclerosis múltiple, maternidad y cuestiones relacionadas con el género. Neurología. 2019;34(4):259-269.

 

5. AEP. Lactancia materna. Disponible en https://lactanciamaterna.aeped.es/lactancia-por-etapas/. Último acceso marzo 2025

 

6. del C. Galindo-Sevilla N et al. Lactancia materna y COVID-19. Lactancia materna y COVID-19

 

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