Seguimiento de los pacientes de EM
El seguimiento de la EM se basa tanto en la valoración neurológica del paciente como en los datos obtenidos por resonancia magnética (RM), que se recomienda practicar anualmente, para detectar el avance radiológico de la enfermedad incluso en ausencia de manifestaciones clínicas1. La evaluación periódica del paciente para constatar tanto su evolución inflamatoria como neurodegenerativa es importante para que el neurólogo pueda prescribir un tratamiento eficaz en las fases iniciales de la enfermedad y particularmente antes de que esta alcance una valoración de 3 en la Escala extendida del estado de discapacidad2.
Hay tres elementos clave en el seguimiento de la EM:
1. La actividad –clínica y radiológica– que puede manifestarse en los brotes con procesos inflamatorios;
- Actividad clínica: implica la existencia de brotes inflamatorios en alguna zona del sistema nervioso central (SNC) y los síntomas asociados con estos episodios o recaídas.
- Actividad radiológica (con o sin la presencia de síntomas) implica lesiones, conocidas o nuevas, en alguna área del SNC.
2. La progresión de la discapacidad, que se refleja en las lesiones neurológicas y en la atrofia cerebral. Esta tasa de atrofia cerebral es mayor en pacientes con EM que en las personas sanas de su misma edad y sexo.1
3. La funcionalidad, que se refleja en el grado de compensación (regeneración cerebral)3.
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