Orígenes de la Telemedicina

La telemedicina está hoy más presente que nunca en los sistemas sanitarios, y un número creciente de pacientes se beneficia de las ventajas de esta modalidad de asistencia sanitaria, que sin duda está llamada a crecer exponencialmente en los próximos años impulsada por la digitalización de la sanidad.

Sin embargo, la telemedicina, como concepto, no es algo nuevo, sino que lleva desarrollándose más de 100 años. La propia Organización Mundial de la Salud considera que la historia de la telemedicina comenzaría en la segunda mitad del siglo XIX, cuando de la mano del desarrollo del telégrafo, primero, y del teléfono, después. De hecho, existen indicios de que durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-1865) se utilizó el telégrafo para realizar consultas médicas. Poco tiempo después, en 1876, Alexander Graham Bell patentaría otra de las herramientas que sería básica para el desarrollo de la telemedicina: el teléfono.

No obstante, el desarrollo de la telemedicina, tal como la entendemos hoy, se intensifica en torno a la década de los 60 del siglo XX, cuando empieza a utilizarse para dos supuestos que hoy siguen siendo perfectamente válidos: cuando no hay alternativa por parte de la medicina presencial y cuando la medicina ofrece mejores opciones al paciente que la asistencia disponible de forma presencial (por ejemplo la telerradiología para pacientes de hospitales rurales que no disponen de esa tecnología).

El crecimiento de la telemedicina desde mediados del siglo pasado es consecuencia de su desarrollo en el ámbito militar y de tecnología espacial. Fue entonces (1965) cuando empezaron a darse en Estados Unidos los primeros casos de uso de la televisión para facilitar consultas médicas del ámbito de la salud mental entre especialistas de distintos centros, o para permitir el asesoramiento de un especialista de hospital a sus colegas de un aeropuerto (1973).

La expansión de Internet a escala global desde mediados de los 90 del siglo pasado y los avances exponenciales en materia de digitalización y desarrollo del big data, en detrimento de las tecnologías analógicas, han sentado las bases de la versión más moderna de la telemedicina, permitiendo su extensión a un número creciente de pacientes a través de modalidades como la videoconsulta. Pero esa es ya otra historia.

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