Cuidados de la piel y la boca en pacientes oncológicos
El cáncer y la piel
El cáncer y sus tratamientos pueden producir efectos secundarios que afecten a la piel. Tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia o las terapias dirigidas pueden provocar cambios en la piel y causar la aparición de lesiones tales como erupciones, piel seca, picor de piel, cambios en su color o una extrema sensibilidad en la piel. Algunos de estos problemas pueden desaparecer tras terminar el tratamiento, otros pueden durar más, y algunos podrían volver si dicho tratamiento se administra en ciclos1.
A pesar de que a nivel clínico estos síntomas puedan no ser los más relevantes, sí hacen mella en la salud mental del paciente. Poder cuidarse a sí mismos y presentar un buen aspecto físico puede dar una mayor confianza al paciente y subir su autoestima.
Cuidados dermatológicos
En cuanto a los cuidados en la piel, el dermatólogo tendrá un papel clave en los mismos, en función de las diferentes lesiones que puedan aparecer. Algunos ejemplos de éstas, junto con recomendaciones para las mismas, son2:
- Piel seca: la piel deshidratada tiene un aspecto más áspero, sin brillo y con frecuentes irritaciones y descamaciones. Para conseguir una buena hidratación, se recomienda tanto la ingesta de agua o infusiones y el uso de cremas o lociones hidratantes que flexibilicen y suavicen estas capas más superficiales de la piel. También, se recomienda limpiar la piel con geles suaves de un pH similar al de la piel, acompañado de agua tibia y movimientos suaves, evitando frotar con intensidad en el enjabonado y en el secado.
- Picor de piel: hasta el 30% de pacientes oncológicos padecen este síntoma en la piel, ya sea por consecuencias de la piel seca o por efecto del tratamiento o del propio cáncer. Las pautas para tratar este picor se basan en el uso de antihistamínicos, de pomadas que calman el picor (con compuestos como calamina, mentol o capsaicina) o de antiinflamatorios, según las características del paciente.
- Manchas cutáneas e irritaciones: estos signos suelen aparecer en las zonas de habitual roce y en los pliegues de la piel. El sol favorece la aparición o agrandamiento de las zonas afectadas, siendo recomendable evitar la exposición directa y utilizar crema solar.
- Los tratamientos del cáncer pueden provocar la aparición de manchas o irritaciones. Por ejemplo, la radioterapia local puede afectar a la zona concreta donde se aplica, y la quimioterapia, aunque puede afectar a muchas zonas de la piel, suele concentrarse en las palmas de manos y pies. De todos modos, estos efectos suelen desaparecer cuando el tratamiento cesa o la enfermedad se supera.
- Ulceración cutánea: la piel pierde su integridad. Esto puede darse por varias razones. Una de ellas es la invasión del tumor en la piel, ya sea el principal (en cáncer de piel), por metástasis de otras zonas afectadas (úlcera tumoral), o por el propio tratamiento. Su tratamiento depende del estado de la úlcera, pero se recomienda siempre una minuciosa limpieza, desinfección y aplicación de productos cicatrizantes. Por otro lado, largos tiempos en cama del paciente, que generan falta de riego sanguíneo debido a la continua presión del miembro/ parte del cuerpo inmovilizada (úlcera de decúbito). Se recomienda cambiar al paciente de posición y el uso de medidas anti-roce. En cuanto a la vestimenta, se aconseja el uso de ropa amplia y cómoda, de fibras naturales, que permita una buena transpiración y no provoque rozaduras. Y, finalmente, usar crema solar y evitar la exposición directa al sol.
El cáncer y la salud bucal
Algunos tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia o radioterapia dirigida a cabeza y cuello, pueden también afectar a zonas como la boca o la garganta2,3. Estos posibles efectos secundarios se deben a la inflamación de la mucosa bucal, conocida como mucositis3.
Esta inflamación constante es la responsable del enrojecimiento de encías, aparición de llagas o aftas (úlceras bucales redondas u ovaladas con un centro blanco/ amarillo4) o afectar a zonas más inferiores del tubo digestivo, pudiendo causar dolor y dificultar el comer y tragar3.
Para su prevención, es muy importante mantener una higiene bucal estricta. Se recomienda utilizar un cepillo de dientes o un hisopo de esponja para evitar dañar las encías, y consultar con el médico en caso de querer utilizar hilo dental o enjuagues bucales, como el bicarbonato de sodio, agua con sal u otros3.
Estos enjuagues pueden también reducir la gravedad de las llagas, y en algunos casos pueden contener medicación que ayude a limpiar la zona. Además del uso de estos u otros antisépticos, se recomienda combinarlo con analgésicos para reducir el dolor y/o antiinflamatorios que bajen la hinchazón y calmen las molestias. Finalmente, es importante que el paciente o su cuidador revisen la boca con regularidad, y en pacientes con prótesis dentales, sin éstas.
Otras recomendaciones son:
- Utilizar vaselina u otros bálsamos para los labios.
- Mantenerse bien hidratado.
- Consultar con el médico acerca de enjuagues y posible medicación
- Comer alimentos fáciles de tragar y digerir
- Evitar el alcohol y el tabaco, las comidas muy picantes o azucaradas y las frutas ácidas.
En conclusión, el cáncer y sus tratamientos pueden tener efectos secundarios en áreas como la piel, la boca o la garganta de los pacientes. Estos efectos pueden causar sufrimiento tanto físico como emocional a los pacientes, por lo que es importante mantener una buena estrategia de prevención, y trasladar al médico cualquier duda o síntoma del que se pueda sospechar.
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