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Consecuencias nutricionales de la cirugía en pacientes oncológicos

El tratamiento con cirugía depende del tamaño, la localización, y qué tan avanzada se encuentra la enfermedad. En el momento de decidir el tipo de intervención, el equipo médico evalúa el estado general, el estado nutricional, y la capacidad del organismo para enfrentarse al proceso quirúrgico. Las consecuencias nutricionales relacionadas con la cirugía dependen del estado nutricional en el que se encuentre el paciente al momento de la intervención, durante el proceso de recuperación y de cicatrización.


¿Qué es el estado nutricional y qué consecuencias pueden existir con la intervención quirúrgica?

El estado nutricional es aquel que describe la condición física del paciente según el balance que tenga entre sus requerimientos nutricionales y la ingesta de nutrientes. El estado nutricional puede ser óptimo y conservado, deteriorado o muy deteriorado.

Se entiende como un estado nutricional conservado, cuando los reservorios proteicos son adecuados, el paciente realiza una correcta alimentación en la que incluye todos los tipos de alimentos, mantiene su funcionalidad y su peso habitual en el momento de la intervención. En este escenario, se ha observado que las consecuencias nutricionales relacionadas con la cirugía son escasas o nulas. Pueden existir momentos puntuales tras la intervención en los que las ganas de comer se limitan unos días y los aportes se reduzcan, pero esto no supone un riesgo.

Es habitual que los pacientes recuperen la ingesta oral a las 24-48 después de la intervención, por lo que es importante asegurar que se retome una alimentación variada y completa.  En caso de que el dolor  tras la intervención no esté controlado, o que la capacidad respiratoria limite realizar una ingesta correcta, se deberá contactar con el equipo médico para adaptar la medicación. Así mismo, se recomienda realizar adaptaciones de la textura de los alimentos, priorizando siempre los de mayor aporte calórico y proteico.

Por otro lado, las consecuencias nutricionales asociadas a la intervención son más evidentes cuando los pacientes tienen un estado nutricional deteriorado previamente a la intervención. La causa principal de este deterioro inicial suele ser el síndrome tóxico que genera la propia enfermedad y que tras la intervención o recuperación, este deterioro se agrave más (principalmente por reducción de ingesta de dieta completa y variada), haciendo que los pacientes tengan un menor reservorio proteico, pérdida de peso, menor masa muscular, reducción de funcionalidad, menor capacidad para cicatrización de las heridas y/o un mayor riesgo de infecciones.

Así mismo, pueden aparecer complicaciones metabólicas, como el desequilibrio del agua corporal y de los electrolitos, o descompensaciones diabéticas. En este caso, siempre es recomendable optimizar el estado nutricional previo a la intervención y alcanzar los requerimientos nutricionales necesarios para evitar complicaciones.

Recuerda que si estás interesado en conocer tu estado nutricional antes de la operación, puedes contactar con un especialista en nutrición. En caso que no dispongas de un referente, puedes comentarlo con tu oncólogo, médico general o enfermera, para que puedan derivarte.

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Artículo elaborado por: Marta Bellver Sanchis. Dietista-Nutricionista Clínica.

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