EFECTOS SECUNDARIOS DE LA QUIMIOTERAPIA EN EL CÁNCER DE PULMÓN
Cuando se diagnostica un cáncer de pulmón, el oncólogo y su equipo multidisciplinar tienen en cuenta varios factores para decidir cuál es el tratamiento más adecuado.
La quimioterapia es una de las terapias más utilizadas en el cáncer de pulmón, y en general todos los pacientes acaban recibiendo ciclos de quimioterapia a lo largo de su tratamiento, ya sea en primera, segunda o líneas más tardías.
Sin embargo, como todo tratamiento, la quimioterapia puede presentar efectos secundarios asociados en el paciente, como caída del cabello, cansancio, sangrado, o riesgo de infecciones/anemia. Estos efectos deberán ser tomados en cuenta por el oncólogo y el resto del equipo al iniciar la terapia.
¿Por qué surgen los efectos secundarios en la quimioterapia?
¿Cuáles son los efectos secundarios de la quimioterapia en el cáncer de pulmón?
La quimioterapia en el cáncer de pulmón
La quimioterapia consiste en la administración de fármacos para el tratamiento del cáncer. Gracias a los esfuerzos en la investigación, hoy en día existen múltiples opciones terapéuticas. Sin embargo, en este artículo nos enfocaremos en los fármacos tradicionales de quimioterapia, conocidos como citotóxicos.1
La acción de estos fármacos consiste en ralentizar o detener el crecimiento y división de las células del cuerpo, especialmente de las células cancerígenas. El objetivo es disminuir el tamaño del tumor o incluso lograr su desaparición.2
En algunos casos de cáncer de pulmón microcítico, se suele usar en combinación con la radioterapia cuando este tipo de cáncer se diagnostica en una etapa avanzada donde los pacientes ya no se pueden beneficiar de la cirugía. Aun así, en la práctica habitual, la quimioterapia se puede combinar con la cirugía, aplicándola antes de la intervención para intentar reducir el tamaño del tumor (terapia neoadyuvante) o tras la misma, para eliminar las posibles células cancerígenas restantes (terapia adyuvante).2
¿Por qué surgen los efectos secundarios en la quimioterapia?
La quimioterapia tradicional afecta a todas las células del cuerpo, especialmente aquellas que crecen a gran velocidad.3
Ya sean cancerígenas o no, es posible que células sanas con una alta tasa de crecimiento sean atacadas. Por eso surgen los efectos secundarios no deseados que, aunque no son siempre graves, conviene tenerlos en cuenta.3
Las células más propensas a sufrir estos efectos son1,3:
- Las células de la médula ósea que generan los glóbulos rojos
- Las células de los folículos pilosos (raíces del pelo)
- Las células de la boca
- El sistema digestivo
- El aparato reproductor
Aunque más raro, otros tejidos también se pueden ver afectados, como el pulmonar, el cardíaco o de la vejiga. Por ello, es habitual que el paciente tome medicamentos para aliviar o prevenir la aparición de estos posibles efectos secundarios (como antieméticos para evitar las náuseas y vómitos).1,3
Conviene recordar que no todas las personas los sufren. Su gravedad varía de un paciente a otro y la duración también puede ser variable (desde días hasta meses) pudiendo incluso aparecer a largo plazo, aunque no es común.3
Por todo ello, el diálogo paciente – oncólogo debe ser constante para que el primero reciba toda la información posible acerca de estas posibles complicaciones.3
¿Cuáles son los efectos secundarios más comunes en la quimioterapia?
A pesar de su gran variabilidad, hay una serie de efectos secundarios que se presentan con una mayor frecuencia. Los más comunes son:1,3
- Caída del cabello
- Cansancio
- Problemas musculares como hormigueo o dolo
- Sangrados y moratones
- Infecciones
- Anemia
- Náuseas y vómitos
- Cambios de apetito
- Estreñimiento o diarrea
- Úlceras o llagas en la boca
- Afectación en uñas
- Cambios urinarios y problemas de riñón
- Dificultad para concentrarse y enfocarse
- Cambios en el estado de ánimo, de la libido, de la función sexual y de fertilidad
Para minimizar y prevenir todo lo posible estos efectos secundarios, el tratamiento de quimioterapia se planea en ciclos. Un ciclo de quimioterapia consiste en la administración del fármaco durante uno o varios días seguido de un tiempo de descanso de varias semanas (usualmente 3), para darle tiempo al cuerpo de regenerar las células sanas.1
En definitiva, la comunicación paciente-oncólogo es fundamental. El equipo oncológico tratará de comunicar toda esta información al paciente, pero es aconsejable que el paciente consulte a su médico acerca de estos posibles efectos asociados, así como su manejo recomendado, y no dudar en comunicárselo ante cualquier duda.3
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