Se define como disfagia a la dificultad o incapacidad de deglutir de manera segura y eficaz. Esta dificultad puede darse cuando se ingieren alimentos sólidos, al beber líquidos, o ambos. Puede aparecer debido a la propia enfermedad, la cirugía o los tratamientos.
La más común, es la disfagia a sólidos y se caracteriza por la sensación de obstáculo al tragar alimentos sólidos o semisólidos. Para evitar la disminución de la ingesta, modificar la textura de los alimentos será imprescindible. La textura deberá adaptarse según las necesidades: podrá ser suficiente con simples consideraciones o habrá que triturar completamente todas las elaboraciones en caso de ser necesario.
En primer lugar, será necesario valorar qué adaptación es la más adecuada, para lo que seguiremos las recomendaciones del oncólogo y el nutricionista referente. Ellos nos indicarán, en función de la severidad de la disfagia, si será suficiente con adaptar la textura de la dieta a una textura blanda (fácil deglución) o será necesario triturarla totalmente.
Cuando debamos adaptar nuestra alimentación a una dieta de fácil masticación o deglución, inicialmente tendremos que evitar aquellos alimentos duros, con piel o costra, y priorizar las elaboraciones y alimentos con texturas blandas tales como:
En algunos casos, puede ser suficiente con cortar la comida a trocitos bien pequeños, desmenuzarla, o picarla. En otros casos, utilizar un tenedor puede ayudarnos a que quede bien chafada y homogénea. Siempre se deben cocer todos los alimentos hasta que queden tiernos, pudiendo utilizar la olla a presión para ablandar carnes y vegetales. Además de lo mencionado anteriormente, añadir salsas, caldos o zumos a los alimentos más secos facilitará su deglución.
Tal vez suceda, que las elaboraciones con dobles texturas (sopa de fideos, guisos con salsa…) que son supuestamente adecuadas y fáciles de masticar, sigan suponiendo alguna dificultad al tragar. Será necesario tener en cuenta que sean aptas, según el caso concreto de cada uno.
Tener que adaptar la textura de los platos no debe significar que la alimentación no siga cubriendo los requerimientos nutricionales correspondientes. Nos ayudará recordar algunos aspectos básicos:
Finalmente, existen algunas recomendaciones que también son necesarias considerar durante el desarrollo de las comidas y que nos pueden ayudar, como mantener una buena postura (cuanto más incorporado mejor), comer en compañía, y tomarse el tiempo suficiente para realizar las ingestas, eso sí, siempre evitando acumular alimentos dentro de la boca.
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Contenido extraído de la guía: Recomendaciones dietético-culinarias durante el tratamiento del cáncer de pulmón de la Fundación Alícia.
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