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Consumo de alcohol: riesgo y consecuencias en pacientes con cáncer

El alcohol se considera un nutriente por su aporte calórico, sin embargo, también es considerado un tóxico por sus efectos adictivos y por los aspectos de su metabolismo, que se rigen por principios comunes a la metabolización de otros tóxicos como los de los fármacos.

Durante el tratamiento oncológico, debe limitarse por su efecto potencial de empeorar ciertos efectos secundarios incluyendo las náuseas y las llagas en la boca, además de sus posibles interacciones con los tratamientos ya que ambos son asimilados a través del hígado.


¿Existe un consumo seguro de alcohol durante el tratamiento oncológico?

La ingesta ocasional de alcohol puede provocar una menor metabolización de los fármacos, dando lugar a un efecto más prolongado y a un posible riesgo de mayor toxicidad. Por otro lado, durante el consumo crónico del alcohol, la metabolización de los fármacos puede estar acelerada disminuyendo el tiempo del efecto terapéutico.

También el consumo crónico puede originar esteatosis y/o hepatitis alcohólica, y combinados con algunos fármacos dicha toxicidad hepática se puede ver empeorada.

La metabolización del alcohol en nuestro cuerpo puede interferir en la eficacia y los efectos terapéuticos de una gran mayoría de fármacos, incluidos aquellos que se usan en los tratamientos oncológicos o combinados con ellos. Estos efectos adversos pueden ser debidos a mecanismos tanto farmacocinéticos como farmacodinámicos.

Las interacciones farmacocinéticas (procesos a los que un fármaco es sometido a través de su paso por el organismo) implican los siguientes cambios:

  • Absorción: una ingesta excesiva y de forma crónica de alcohol puede provocar irritación e inflamación de la mucosa intestinal afectando negativamente la biodisponibilidad de algunos fármacos.
  • Distribución: el consumo crónico del alcohol favorece a la reducción de los niveles plasmáticos de la albúmina, proteína que entre sus funciones se encuentra la del transporte de algunos fármacos. Si esta ruta se ve afectada, la cantidad en sangre del fármaco libre se vería aumentada y potenciaría la aparición de los efectos secundarios.
  • Eliminación: afectando de manera importante la biodisponibilidad de algunos fármacos en sangre. Se define biodisponibilidad como la disponibilidad (en cantidad y velocidad) con que el principio activo del fármaco llega a la circulación sanguínea y alcanza su lugar de acción en el organismo.

Por último, las interacciones farmacodinámicas implican alteraciones a nivel del sistema nervioso central (SNC), potenciando los efectos depresores o bien estimulando el SNC. Es por estos motivos, que es importante que mientras recibas tratamiento oncológico, consultes todas tus dudas con tu equipo de profesionales de la salud.

¿Y una vez finalizado el tratamiento? Aprovecha el cambio de hábitos relacionado con la ingesta del alcohol y mantén un estilo de vida saludable. El consumo de alcohol podría influir en el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. En aquellas personas que ya han sido diagnosticadas, incluso una vez finalizado el tratamiento, el consumo continuo del alcohol podría afectar el riesgo de recaída de la enfermedad.

M-ES-00007593

Marta Bellver Sanchis. Dietista-Nutricionista Clinica

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