Tratamiento de la Artritis Reumatoide

La Artritis Reumatoide es una enfermedad progresiva, que causa un daño articular creciente, y para la que hoy en día no existe una “cura definitiva”. La detección precoz de la enfermedad y por tanto la instauración temprana de un tratamiento efectivo, hacen que pueda minimizarse el daño articular. Hasta hace poco, los tratamientos de la artritis reumatoide estaban únicamente dirigidos a reducir el dolor y paliar los síntomas de la enfermedad, sin embargo, la existencia de terapias innovadoras y muy efectivas ha hecho que, ahora mismo, sea posible hablar del control de la enfermedad. De hecho, la remisión o ausencia completa de cualquier signo o síntoma de la enfermedad se ha convertido en un objetivo realista del tratamiento, especialmente desde la aparición de las nuevas terapias biológicas dirigidas a combatir la causa de la enfermedad.

Artritis reumatoide

Tipos de fármacos para tratar la AR

El arsenal terapéutico actual para el tratamiento de la Artritis Reumatoide ha evolucionado a lo largo de los últimos años, sobre todo en la última década. Tradicionalmente, se tendía a distinguir entre dos grandes grupos de tratamientos: Fármacos analgésicos y antiinflamatorios y FAMES.

Fármacos Analgésicos y Antiinflamatorios

En este grupo están incluidos los fármacos dirigidos a aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo: entre ellos están los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) y los Glucocorticoides, ambos grupos son útiles para disminuir la inflamación y sobrellevar el dolor diario, pero no contribuyen a modificar la evolución de la enfermedad a largo plazo.

FAMEs

Los FAMEs son Fármacos Modificadores de la Enfermedad. El tratamiento con este grupo de medicamentos no sólo mejora los síntomas sino que también puede frenar la progresión clínica de la Artritis Reumatoide, haciendo que la actividad de la enfermedad a largo plazo sea menor. El fármaco más utilizado dentro de esta categoría es el Metotrexato (MTX).

Fármacos biológicos

Las terapias biológicas han supuesto un gran avance en el manejo clínico de la Artritis Reumatoide. Son fármacos producidos a partir de células y que actúan a nivel del sistema inmunológico limitando la inflamación, reduciendo así los signos y síntomas, y retrasando la progresión de la enfermedad.

Frecuentemente, las Terapias Biológicas son prescritas en combinación con otros Fármacos Modificadores de la Enfermedad (FAMEs).

Existen varios tipos de fármacos biológicos utilizados en AR:

Inhibidores del TNF: actúan bloqueando el TNF (Factor de Necrosis Tumoral), una de las principales moléculas que intervienen en el proceso inflamatorio. Algunos ejemplos de este grupo de fármacos son etanercept, (original y biosimilar), infliximab (original y biosimilar), adalimumab, certolizumab pegol y golimumab.

Fármacos que actúan sobre las células B y T: los linfocitos B y T son los principales tipos celulares implicados en el proceso inmunológico. En esta categoría se incluyen rituximab y abatacep.

Inhibidores de la Interleuquina 6 (IL-6): las investigaciones más innovadoras sobre cómo disminuir el proceso inflamatorio asociado a la AR, han llevado a los científicos a identificar la Interleuquina 6 (IL-6) , como una molécula que juega un papel muy relevante en la regulación de la inflamación. Diversos estudios han confirmado que en los pacientes con AR se detectan niveles elevados de IL-6, especialmente en el synovium o membrana sinovial, que es un fino tejido que recubre las articulaciones por su parte interior. Estos niveles elevados de IL-6 contribuyen a la inflamación que produce la destrucción y el daño articular asociados a la AR. El único fármaco de este grupo es tocilizumab.

¿Cuál es el objetivo del tratamiento en la Artritis Reumatoide?

objetivo artritis reumatoide

La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria y progresiva que daña las articulaciones paulatinamente, lo que hace que el paciente pierda poco a poco funcionalidad y, en consecuencia, vea seriamente mermada su calidad de vida.

A pesar de los grandes avances que se han producido en los últimos años en el tratamiento de esta enfermedad, a día de hoy su curación aún no es posible. Por este motivo, y con el fin de alcanzar lo antes posible el control de los síntomas y frenar el deterioro de las articulaciones, los reumatólogos recomiendan aplicar un tratamiento intensivo y precoz con las terapias actualmente disponibles.

La remisión completa de la enfermedad o, al menos, la consecución del menor grado posible de actividad inflamatoria, es la única forma de mejorar el pronóstico y asegurar la evolución más favorable para el paciente. Los pacientes que experimentan remisiones, ya sean espontáneas o gracias a la administración de fármacos, presentan un mejor pronóstico que aquellos en los que la enfermedad se mantiene activa de modo permanente. Y es que, a la hora de considerar que se ha alcanzado la remisión, no sólo se tiene en cuenta la ausencia de síntomas, sino la ausencia de actividad de la enfermedad.

Este hecho cobra especial relevancia con la aparición de las nuevas terapias biológicas dirigidas a combatir los factores responsables de la aparición de la AR.

Los reumatólogos recomiendan aplicar un tratamiento intensivo y precoz con las terapias actualmente disponibles con el fin de alcanzar la remisión en la AR cuanto antes

¿Cómo saber si el tratamiento funciona?

Tratamiento artritis reumatoide

Encontrar la medicación adecuada puede resultar clave para garantizar el bienestar y calidad de vida del paciente de artritis reumatoide.

Algunas personas responden bien a la medicación prescrita por su médico y manifiestan una mejora sustancial de los síntomas. Desafortunadamente, en otros casos es posible que la medicación se vuelva menos eficaz con el paso del tiempo, llegando incluso a dejar de funcionar. Es importante que el paciente identifique los beneficios que está obteniendo con su medicación actual.

Para ello, el paciente debe plantearse las siguientes preguntas:

  • ¿Cuánto ha variado mi estado desde que me diagnosticaron artritis reumatoide hasta el momento actual?
  • ¿He vuelto a realizar tareas que me resultaba imposible llevar a cabo desde que me diagnosticaron Artritis Reumatoide?
  • ¿Puedo llevar la compra desde el coche hasta casa?
  • ¿Puedo subir las escaleras sin problemas?
  • ¿Cómo me siento actualmente en comparación con el momento en que empecé a recibir medicación para la Artritis Reumatoide?

Si las respuestas no son satisfactorias o si no son sencillas de responder, se debería consultar con el Reumatólogo para valorar otras posibles opciones de tratamiento.

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