En el abordaje del cáncer de pulmón, el equipo médico tiene a su disposición distintas opciones terapéuticas.
Uno de esos tratamientos es la radioterapia que se aplica con frecuencia y es de gran utilidad en algunos casos concretos. Consiste en el uso de radiación para destruir las células cancerígenas. Es común su uso combinado con otras terapias como la cirugía o la inmunoterapia.
¿En qué consiste la radioterapia en el cáncer de pulmón?
¿Cómo se aplica la radioterapia en el cáncer de pulmón?
La radioterapia consiste en el uso de partículas u ondas de energía, como rayos X de fotones, gamma o de protones, para dañar y destruir a las células cancerígenas.1,2,3
Dicha radiación ataca al ADN de las células tumorales, el cual es básico para su desarrollo y reproducción. El daño se acumula en el ADN hasta llevarlo a un punto en el que es irreparable, lo que impide el crecimiento y la división de estas células malignas, provocándoles la muerte y reduciendo el tamaño o haciendo desaparecer el tumor.1,2,3
La aplicación de la radioterapia es local para así infundir una cantidad controlada de radiación sobre el tumor y respetar al máximo los tejidos sanos circundantes, evitando exponer a todo el cuerpo al tratamiento. A pesar de que se pueden ver afectadas células sanas, éstas se recuperan en su mayoría. Existe la radioterapia oral o intravenosa, pero ésta suele acumularse en el área tumoral, con lo que hay pocos efectos en el resto del cuerpo.1,3
La radioterapia se puede utilizar en distintos momentos y formas:1,3
La radioterapia es el único tratamiento empleado.
Se aplica en casos de tumor localizado y en aquellos donde la cirugía, quimioterapia u otros tratamientos no prometen una supervivencia mayor del paciente, por ejemplo, en casos de cáncer de pulmón de células pequeñas.
En este caso, la radioterapia se emplea de forma preoperatoria para tratar de reducir el tamaño del cáncer antes de la cirugía.
Se puede combinar con quimioterapia u otros medicamentos como radiosensibilizadores, que hacen a las células cancerígenas más sensibles a la radiación.
La radioterapia se utiliza como terapia complementaria tras una cirugía, buscando eliminar posibles células cancerígenas remanentes.
Frente a un cáncer que vuelve a aparecer en el mismo sitio, la radioterapia puede ser una opción por valorar. Dependerá de varios factores, como si ya se ha administrado radiación en esa localización, qué cantidad, etc.
Se aplica la radioterapia en casos donde el cáncer se haya diseminado a otros órganos del cuerpo. A su vez, se pueden tratar las zonas de metástasis más frecuentes para evitar que el tumor secundario se desarrolle, aún cuando no sea detectable.
En casos de cáncer de pulmón avanzado, se puede emplear la radioterapia para reducir el tamaño de los distintos tumores y aliviar síntomas como el dolor o dificultad para tragar.
La radioterapia se puede administrar de dos formas principales:1,2,3
Se aplican los rayos X desde fuera del cuerpo, directamente sobre el área del tumor. Es similar a una radiografía convencional, aunque la dosis de radiación es más alta.
Hay varias maneras de administrar esta terapia externa:
El cáncer de pulmón es una de las enfermedades más graves y uno de los tipos de cáncer más frecuente en el ser humano.
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